1996, Johnny y Camilo en el recreo del CRISTOFER COLUMBUS
— …Y
como te expliqué, es así aquí y en todo el mundo, oe. El undeground sólo vive
por el intercambio de teips. En el momento que eso se acabe, muere el
movimiento. Oe, Mata Pupiales, ¿qué se puede hacer en estos días con un género
tan inundado de propuestas como el def meral?
— No
sé, men. Mira, ahí está Jenifer, guao es hermosa. Es la chica más linda del
Cristofer Columbus, ¿sabes que tiene una hermana melliza? Ambas estudiaban en el Americano, pero, a
Jenifer la expulsaron porque la encontraron en el baño de varones con un chico
y vino a parar acá. Mira lo perfecto que le ajusta el uniforme del colegio,
estoy mortalmente seguro de eso ¿me explico, Sincaminovic?
— Hecho
verga, loco. Dime Johnny… odio como suena mi apellido. Desde la escuela la
gente se me burla por eso: Sincamino, ¿andas perdido? Sincamino, consíguete un
burrito sabanero y demás estupideces.
— Sorri,
men. Es la costumbre de escuchar tu apellido todos los días en el aula. Tú
sabes que no es con mala intención. Ya, men, levanta esa cara, siempre te
quedas mirando el piso cuando estás cabreado. Y deja de columpiar el Guolkman
con el cable de los audífonos, se te cae y se daña, men. Hay gente en el cole
que piensa que eres mongolo o enfermo mental por eso, porque te cojes la guata
en frente de todos y porque tienes 21 ¿me explico?
— Yaf,
es que yo soy harto graink def meral gor, no como esta gente muerta que no
tiene pasión en su vida, Jenifer también marcha en la colada… jamas, me le
declaré y me dijo que no.
— Es
que ella vacila con Toto.
— ¿El
gallo bello aniñadito de Velásquez?
— Sí.
— ¿Cómo
puedes ser amigo de ese man?
— Es
buen dato, él y su viejo me pasan recogiendo todos los días por mi casa para
venir al colegio. Tiene una torre de cidis originales, todos de metal.
— ¿Ese
roquerito pan de dulce? ¿Ese metalero galán? El meral debe ser caos y
porquería, ni siquiera tiene el pelo largo. El mán aplica la de: soy metalero,
soy malo, soy misterioso… pero también me enamoro y tengo mi corazoncito. Es un
poserillo…
— Ayer
en el recreo, Toto, me contó que se pelearon y rompieron. Pero, a la salida
iban tomados de la mano. Hoy en el carro me dijo que Jenifer rogó para que
volvieran.
— ¡MENTIROSO
ESE POSERILLO! ¡Flaco de a ver..!
— Debe
ser el hombre más feliz de la tierra, cómo lo envidio, men. Si yo tuviera una
chica así de linda como Jenifer, no la dejaría nunca, nunca, nunca. Ese cabello
largo, liso y sedoso. Mírale las capas del pelo, y el cuerpo. ¡Qué rica! Me
gusta porque es sencillita, no usa perfumes, sólo huele a jabón de olor y
champú. ¡Qué envidia! Pero, envidia sana, men. ¿me explico?
— Ninguna
envidia es sana. O envidas o no, nada de medias tintas, por algo es un pecado mortal.
Mírate SEVEN.
— Chuzo,
Johnny, tú le ves todo lo malo a las cosas.
— Piensa
mal y acertarás… ¿jamas? Además, bien jodido que una pelada así te pare bola,
Mata Pupiales. Si a mí que soy colorado
me rechazó, a ti ni la hora te da.
— Hablas
huevadas, Sincamino…
— Por
lo menos mi nombre no suena torreja, Camilo. Creo que hay un maricón al que
promocionan en un programa de farándula que se llama así.
— No
importa, en algún momento ese maldito programa saldrá del aire y seré libre de
ese tormento.
— Te
voy a decir la naple, Camilo… mientras estés en el colegio cada vez que le
digas tu nombre a una pelada, la man se acordará del torreja que se autocla… auproto…
— …autoproclama
el divo de la farándula ecuatoriana. Autoproclama es la palabra, Sincaminovic.
— Yaf,
como chú… sea. Mira este teip, el Diabólical Sumonin de Sinister en cinta de
cobalto, o-ri-gi-nal.
— ¡Guao,
qué bacán! Ponlo en el Guolkman.
— Te
lo presto, pero antes debes saber lo que estás a punto de escuchar, aguanta un
chance, tengo la reseña que escribí del teip aquí en el cuaderno, así que para
bola.
— ¿Qué,
vas a leerla? Yo quiero escuchar la música, men.
— Entonces
no te presto ni ver…
— Ya,
ya, lee tu huevada.
— El
DIABÓLICAL SUMONIN de Sinister es un ejemplo claro de que las producciones
artísticas de antaño son por mucho, mejores, íntegras y concisas que las de
ahora. DIABOLICAL SUMONIN es un álbum de 1993, que cuenta con un sonido
impecable, un concepto macabro y disfruta de una de las cualidades que todo
gran álbum de def meral tiene.
— ¿Cuál,
Johnny?
— Corta
duración, 33 minutos. Tema tras tema se mantiene sólido, entretenido e
interesante. El factor más importante de la ejecución es el “Groove” en los
instrumentos de cuerda, y eso es algo que marca este trabajo fonográfico desde
la línea de bajo de “Sadistic Intent” con la que comienza la obra, hasta el
riff final de “Mystical Illusions”. La batería acompaña de manera rítmicamente
precisa el resto de la instrumentalización y es ejemplo claro de que no hay que
ejecutar el death metal de manera frenética para que suene iracundo, demencial
y caótico. Las vocales son desgarradoras. Mantienen gruñidos opacos y muy
sobrios, que por momentos encajan rítmicamente con los instrumentos de cuerda,
creando un efecto memorizado de las estrofas y los coros de los temas.
— ¿Cómo?
— Es decir, que uno recuerda tal o cual tema del
álbum por tal o cual estrofa en el momento en el que la escucha, y más que todo
después haber recorrido todas las canciones del álbum. En los puentes de los
temas, las vocales se extienden por varios segundos logrando ese clásico
remezón auditivo propio del Def meral que eriza la piel, ¿Jamas?
— ¡Es
verdad! Me ha pasado escuchando Sepultura.
— Y
aquí va la yapa:
El mayor valor de álbumes como este, es que se
puede escuchar de 3 a 5 veces sin que la repetición llegue a ser cansona y que
por otra parte uno vaya descubriendo detalles y genialidades a las cuales no
les prestamos atención veces anteriores. Bien reza el dicho de que en la
repetición está el gusto, ya sea con sonido ambiental de parlantes o con
audífonos, DIABOLICAL SUMONIN es adictivo. Mientras más se lo escucha más se
vuelve parte de uno y tiene esa cualidad de dar inconscientemente vueltas en tu
cabeza con sus rifs afilados y estruendos machacantes mucho tiempo después de
haber finalizado. Ser concretamente memorable y pasar la prueba del
tiempo son índices de calidad en una contemporaneidad en la cual el arte se
vuelve cada vez más superficial en todos los ámbitos.
— Guao,
gordo, no te trabaste en ningún momento. Buen análisis, men. Y todo ese
lenguaje, ¿de dónde lo sacaste, men?
— Es
que leo bastantes reseñas en los fanzines que me llegan con los demos y como
esta porquería es la que más amo en la vida, ya pues…Oe ya mismo suena el
timbre del recreo, paguémosle a don Hurtado para fugarnos.
— ¿Y
a dónde?
— A
las oficinas del correo, tengo la notificación de un paquete recién llegado de
Polonia. Llegaron unos demos de una banda nueva, Necrony se llama. Oe, de ahí
si quieres acompáñame a un ensayo de mi banda.
— Chévere,
men. Ya pues, párate, vamos a la puerta.
— …
— ¿Qué
pasa, Sincaminovic?
— Oe,
Mata Pupiales, me das por debajo del hombro. No me había dado cuenta antes,
porque sólo pasamos sentados escuchando música en los recreos…Eres enano,
¿jamas?
— Hablas
huevadas, Sincamino… al lado tuyo, claro que soy patucho. Pero, mira al resto
de chicos, hay bastantes que son patuchos también.
— Y
negros.
— Negro
es don Hurtado, yo soy canelita que es diferente, men.
— Canelita…
¡Cholo es lo que eres!
— Y
tú un gordo fofo. Mira, ahí viene Toto.
— Flaco
de a ver…hazte el loco, enano.
— ¡Habla,
Toto!
— ¡Habla,
pitufo!
— ¿De
qué te ríes, Sincamino, men?
— De
que todos tus panas te dicen así.
— Ufff,
también te hiciste friend del pitufo.
— Lo
estoy cogiendo a cargo para que sepa de verdadero meral: def, grink, gor, bl…
— …Toto,
men, mira. Jenifer está esperándote en la fila de tu curso para que te formes
con el resto. Está que mira para acá, tiene cara de molesta.
— Ufff,
no le pares bola, es pegajosa esa peladita, que “mi gordo” por aquí, que “mi
gordo” más acá, ya se cree con derecho la pobrecita. Anyway, mi viejo ya
terminó de amoblar mi depar en los Pinos. Dice que como ya soy mayor de edad
debo aprender a vivir sólo. Le pedí la casa de la Alborada, pero me mandó a la
shit. Cree que porque él se crió en un barrio así, yo también. Lucky me, porque
hay una tienda en el condominio habitacional que está junto al mío, ahorro
exponerme a las lacras que hay por ahí. Por eso también no me quiere dar el
Suzuki. Nos tocará bus de ida y bus de vuelta de ahora en adelante, pitufo.
— Chuzo,
men
— Thats
a shame (en esa época también sonaba como masachein). Sincaminovic, tú tienes
un Honda, ¿no?
— Yaf.
— Aprovechando,
que se están fugando me les uno, les pago los cinco mil sucres que hay que
darle a don Hurtado y la gasolina. Pero primero me dejan botado en los Pinos,
así de una vez conocen y si quieren caen después de que hayan terminado lo suyo.
— Yaf,
con tal de que no se haga costumbre, me parece bien.
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